/ sábado 17 de septiembre de 2022

A 47 días de que asumió el poder, Rubén Rocha Moya pasó a la historia en Sinaloa como el primer gobernador morenista que dio el Grito de Independencia de México la noche de este jueves, tras aquella elección de junio del 2021 en que derrotó al endeble priista Mario Zamora Gastélum, quien todavía chilla de dolor por su fracaso que a través del tiempo lo lastima.

En un escenario previo en el que apareció para dejar su sello personal de Gobierno, el mandatario recorrió una valla principal que se tendió en la explanada y continuó con los “baños” de pueblo.

Posó con niños, jóvenes y adultos –mujeres y hombres- a los que saludó y se fotografió seguramente para que las imágenes luego circularan en las inevitables redes sociales.

Asimismo estableció diálogos cortos con grupos de personas que lograron, acercarse en el espacio que se montó exprofeso y que congregó a miles de personas que se vieron como “enjambre”.

No le imprimió grandes cambios y se apegó prácticamente al protocolo tradicional del festejo. En el marco del CCXII Aniversario independentista, solo le acomodó la arenga en favor de los héroes, el ¡Viva la Cuarta Transformación”, lema de la Presidencia de la República, que encabeza Andrés Manuel López Obrador y que replican el resto de las autoridades estatales y municipales que arribaron de corte morenista.

Este suceso histórico lo atestiguaron los representantes de los Poderes locales. En este caso el pasista Gene Rodríguez Bojórquez, presidente de la Mesa Directica del Congreso del Estado; el magistrado Jesús Iván Rangel Chávez; y el Comandante de la Novena Zona Militar, Héctor Ávila Alcocer, entre otros invitados importantes.

Después del transcurrir de este hecho y del desfile que presenció desde el balcón de Palacio Municipal en compañía del alcalde Juan de Dios Gámez en viernes por la mañana, al oriundo de Batequitas, Badiraguato, se le vienen encima otras dos fechas trascendentales para cerrar el año.

Primero, la entrega de su primer Informe de Labores al frente de la Administración Pública sinaloense que se hace ante el Congreso del Estado, que abre como una ventana a la sociedad para exponer y que ésta ausculte, en qué situación se encuentra el estado de cosas.

El reto es reafirmar que los pobladores que confiaron en el Ejecutivo, aprueben o reprueben el avance o retroceso que hubo en sus aspiraciones de progreso y desarrollo.

Confirmar, porque a lo que se dice y lo que se hace, se colocan en una balanza comunitaria de cuyo fiel que se mueve rápido o lento, nadie quita los ojos. Menos en estas épocas de tanta tecnología.

Rubén Rocha Moya, deberá enfrentar el primer rasero con que lo medirán los ciudadanos.

El segundo pendiente, se liga mucho con el primero, porque cumplirá un año de que protestó como gobernante de Morena y tendrá que someterse igualmente a una autoevaluación muy personal y sincera.

Aceptar si pudo o no cumplir lo que prometió o lo que se fijó como meta, y que lo llevará a tomar una decisión o una sacudida profunda o casi salvaje a los funcionarios que no le quitan un golpe porque abundan los pusilánimes que creen que su función solo es acudir a sentarse en la comodidad de sus sillones reclinables o presumir que antes de llegar a sus oficinas, desayunan en restaurantes de lujo cuyos platillos presumen en las redes sociales para que a los más fregados les cause angustia y rabia.

Un cuento peligroso para la vida pública de Navolato.

Desde hace meses que surgió un cuento en el municipio de Navolato, que pone como actriz estelar a la alcaldesa de Morena, pero nada tiene que ver con el género de la comedia.

La dama que no tiene nada que hacer en la política, sufre momentos de angustia con frecuencia.

Y dice que es porque “le vendió el alma al Diablo” durante la campaña que culminó en un proceso electoral por demás ajustado.

Se puso a hacer compromisos, cuyos efectos no alcanzó a dimensionar. Ignora lo que es el poder y que además de privilegios posee filos muy pronunciados y peligrosos.

Quien sabe y tenga que ver en todo ese embrollo de los negocios que surgen a la sombra del poderío, ese perverso edil de Mazatlán, Guillermo Benitez Torres, único jefe al que la muchacha hace caso ciegamente sobre todo lo que planea.

A 47 días de que asumió el poder, Rubén Rocha Moya pasó a la historia en Sinaloa como el primer gobernador morenista que dio el Grito de Independencia de México la noche de este jueves, tras aquella elección de junio del 2021 en que derrotó al endeble priista Mario Zamora Gastélum, quien todavía chilla de dolor por su fracaso que a través del tiempo lo lastima.

En un escenario previo en el que apareció para dejar su sello personal de Gobierno, el mandatario recorrió una valla principal que se tendió en la explanada y continuó con los “baños” de pueblo.

Posó con niños, jóvenes y adultos –mujeres y hombres- a los que saludó y se fotografió seguramente para que las imágenes luego circularan en las inevitables redes sociales.

Asimismo estableció diálogos cortos con grupos de personas que lograron, acercarse en el espacio que se montó exprofeso y que congregó a miles de personas que se vieron como “enjambre”.

No le imprimió grandes cambios y se apegó prácticamente al protocolo tradicional del festejo. En el marco del CCXII Aniversario independentista, solo le acomodó la arenga en favor de los héroes, el ¡Viva la Cuarta Transformación”, lema de la Presidencia de la República, que encabeza Andrés Manuel López Obrador y que replican el resto de las autoridades estatales y municipales que arribaron de corte morenista.

Este suceso histórico lo atestiguaron los representantes de los Poderes locales. En este caso el pasista Gene Rodríguez Bojórquez, presidente de la Mesa Directica del Congreso del Estado; el magistrado Jesús Iván Rangel Chávez; y el Comandante de la Novena Zona Militar, Héctor Ávila Alcocer, entre otros invitados importantes.

Después del transcurrir de este hecho y del desfile que presenció desde el balcón de Palacio Municipal en compañía del alcalde Juan de Dios Gámez en viernes por la mañana, al oriundo de Batequitas, Badiraguato, se le vienen encima otras dos fechas trascendentales para cerrar el año.

Primero, la entrega de su primer Informe de Labores al frente de la Administración Pública sinaloense que se hace ante el Congreso del Estado, que abre como una ventana a la sociedad para exponer y que ésta ausculte, en qué situación se encuentra el estado de cosas.

El reto es reafirmar que los pobladores que confiaron en el Ejecutivo, aprueben o reprueben el avance o retroceso que hubo en sus aspiraciones de progreso y desarrollo.

Confirmar, porque a lo que se dice y lo que se hace, se colocan en una balanza comunitaria de cuyo fiel que se mueve rápido o lento, nadie quita los ojos. Menos en estas épocas de tanta tecnología.

Rubén Rocha Moya, deberá enfrentar el primer rasero con que lo medirán los ciudadanos.

El segundo pendiente, se liga mucho con el primero, porque cumplirá un año de que protestó como gobernante de Morena y tendrá que someterse igualmente a una autoevaluación muy personal y sincera.

Aceptar si pudo o no cumplir lo que prometió o lo que se fijó como meta, y que lo llevará a tomar una decisión o una sacudida profunda o casi salvaje a los funcionarios que no le quitan un golpe porque abundan los pusilánimes que creen que su función solo es acudir a sentarse en la comodidad de sus sillones reclinables o presumir que antes de llegar a sus oficinas, desayunan en restaurantes de lujo cuyos platillos presumen en las redes sociales para que a los más fregados les cause angustia y rabia.

Un cuento peligroso para la vida pública de Navolato.

Desde hace meses que surgió un cuento en el municipio de Navolato, que pone como actriz estelar a la alcaldesa de Morena, pero nada tiene que ver con el género de la comedia.

La dama que no tiene nada que hacer en la política, sufre momentos de angustia con frecuencia.

Y dice que es porque “le vendió el alma al Diablo” durante la campaña que culminó en un proceso electoral por demás ajustado.

Se puso a hacer compromisos, cuyos efectos no alcanzó a dimensionar. Ignora lo que es el poder y que además de privilegios posee filos muy pronunciados y peligrosos.

Quien sabe y tenga que ver en todo ese embrollo de los negocios que surgen a la sombra del poderío, ese perverso edil de Mazatlán, Guillermo Benitez Torres, único jefe al que la muchacha hace caso ciegamente sobre todo lo que planea.