Bar de la Pérgola de Campo Grande. / Carlos Espeso
En vía muerta. Los dos bares municipales a los que el Ayuntamiento de Valladolid pretendía devolver la actividad seguirán vacantes. La barra de la Pérgola del parque del Campo Grande y el antiguo restaurante Los Álamos, en el paseo superior de las Moreras, no resucitarán al menos en el corto plazo. En el primer caso, la licitación que sacó el Consistorio para encontrar un inquilino ha quedado desierta. Las condiciones que ofrecía el departamento de Patrimonio y que establecían un canon de 68.000 euros para dos años, no han convencido a ningún empresario hostelero. «Vamos a volver a sacarlo con un plazo más amplio», explican desde la Concejalía de Planeamiento Urbanístico.
Los técnicos revisarán las prescripciones del pliego, en especial las económicas, para volver a ponerlo en el mercado y que la próxima primavera pueda estar en funcionamiento. Este verano ha permanecido clausurado después de que el anterior adjudicatario dejara el negocio.
Se insistirá, según recalcan, en dos aspectos. El primero, la compatibilidad con el entorno, ya que debe garantizarse «una actividad muy respetuosa» con el jardín histórico. El segundo, dotándole de un carácter más social. La concejalía que gestiona Manuel Saravia ha iniciado el trabajo con las áreas de Servicios Sociales y Medio Ambiente para plantear posibles actividades complementarias que hagan más atractiva la concesión, como la celebración de bailes para los más mayores o talleres infantiles relacionados con esta zona verde.
En el caso de Los Álamos, donde la empresa Gastromorfosis tenía previsto acometer una atractiva renovación del edificio para convertirlo en un moderno restaurante con terraza, las cosas se han torcido. El próximo 12 de septiembre vence la última prórroga concedida por el Ayuntamiento para que concluyeran las obras.
Los adjudicatarios hicieron algunos derribos en el inmueble, pero enseguida se paralizaron los trabajos. Desde entonces, ningún responsable de la firma, propietaria del bar Atypikal de Villa de Prado, ha contestado a los requerimientos municipales, según confirman en el Consistorio.
Estado del antiguo restaurante Los Álamos, en las Moreras. / Carlos Espeso
«A la vista de la situación actual, es difícil que pueda cumplir. En ese caso se resolvería la concesión», avanzan. Dan por hecho que el proyecto ha decaído. Los adjudicatarios ya han sido sancionados con 22.000 euros hasta el momento. «Hoy mismo (por ayer) se ha emitido una orden para restituir y reforzar del vallado del inmueble; existen bordes cortantes salientes a la vía pública correspondientes a la chapa que pueden causar lesiones a los usuarios de la zona pública aneja», subrayan. Además, el Ayuntamiento señala que el cerramiento a base de malla de acero galvanizado permite el acceso de cualquier persona al interior del inmueble municipal. «Hay que evitar el peligro que representa para las personas, por lo que una vez restituido el vallado deberá el concesionario efectuar la vigilancia continua para garantizar que permanece inalterado», abundan. Estas correcciones habría que aplicarlas ya, aunque es probable que no se lleven a cabo dada la proximidad del vencimiento de la prórroga concedida a la empresa.
El tercer establecimiento hostelero municipal que había salido a concesión, el restaurante y la cafetería del Museo de la Ciencia (con el pabellón incluido), ya tiene inquilino, aunque todavía no se ha formalizado la adjudicación. Será el Chef Javier Peña, que ya cuenta con su Sibaritas Klub en la torre de la sala expositiva, el que gestione también los otros dos espacios, por los que pagará al Ayuntamiento un canon por la concesión de 36.000 euros al año. Peña se asociará con la empresa Pasión Eventos para ofrecer una programación de conciertos y otros montajes de tipo cultural en el pabellón multiusos, mientras que para la cafetería de la planta baja prevé la instalación de máquinas expendedoras de bebidas y alimentos.