En 50 años , el Parque de la Amistad ha albergado amores e historias que rompen el corazón - Los Angeles Times

2022-05-27 20:49:00 By : Mr. sam Liu

Han pasado 50 años desde que la entonces primera dama, Pat Nixon, inauguró lo que imaginaba sería un parque binacional de la amistad en la frontera entre México y Estados Unidos.

En aquella ceremonia, el 18 de agosto de 1971, mientras observaba el alambre que se colocó para dividir a los dos países, la primera dama dijo: “espero que no haya una barda aquí por mucho tiempo”.

Medio siglo más tarde, ese sueño se ha topado con otra realidad. Ese alambre fue sustituido por una doble barda fronteriza, y el contacto se ha limitado a únicamente las puntas de los dedos.

El Parque de la Amistad, ubicado en su lado estadounidense al interior del entonces inaugurado Border Field State Park, se encuentra en el punto más suroeste de la frontera con México, entre Tijuana y el condado de San Diego.

Los votantes de California aprobaron fondos para la adquisición de dicho parque estatal como parte de una ley de bonos en 1964. En 1971, el presidente Richard Nixon anunció que área se desarrollaría para su uso recreativo como parte de su programa Legacy of Parks, de acuerdo con un comunicado de autoridades estatales.

En su lado estadounidense, el parque donde se reúnen familias se encuentra en zona federal, bajo el resguardo de Patrulla Fronteriza.

En el lado mexicano del parque puede observarse el histórico Monumento 258, que fuera colocado como demarcación de la línea divisoria tras la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848).

Con el tiempo y pese al endurecimiento de las medidas de seguridad en la frontera, el parque se ha establecido como un lugar de encuentro para familias que han sido separadas por su estatus migratorio, sin importar que sea a través de una barda oxidada que limita el contacto.

Algunos incluso viajan desde otras ciudades o estados de México y Estados Unidos para reunirse en este punto con sus seres queridos.

Si bien, siempre ha habido cierta división entre los dos países, hay quienes aún recuerdan los tiempos en que se permitía mayor contacto e interacción entre las personas.

Christian Ramírez, activista defensor de derechos humanos en la frontera, conoció el sitio en la década de los ochenta, cuando su abuelo lo llevaba a ver las corridas de toros que se realizaban en la Plaza Monumental de Tijuana, a unos pasos del parque en el lado mexicano.

“Recuerdo haber pateado mis primeros balones de futbol en ese parque”, dijo el activista de 44 años, quién ahora se desempeña como director de políticas con el Sindicato de Trabajadores Unidos (SEIU).

Ramírez, quién creció en Tijuana más tarde se mudaría a San Ysidro, donde continuó asistiendo regularmente al parque dado que se encontraba junto a la playa más cercana a su casa.

Pero con el tiempo, las medidas de seguridad en la frontera se endurecieron. Primeramente, por la Operación Guardián bajo la administración del presidente Bill Clinton, y posteriormente, a consecuencia de los ataques terroristas del 11 de septiembre, bajo la administración de George Bush.

Ese sería el fin de lo que Ramírez llama un “tiempo de inocencia” en el parque.

“Todavía tengo este recuerdo de que en una posada me pasaron un tamal desde el lado mexicano. También recuerdo a oficiales de Patrulla Fronteriza comprando dulces de vendedores del lado mexicano”.

En los últimos años de la administración Bush, iniciaron los planes para construir una segunda barda fronteriza, con lo cual se pensaba que el parque podría estar en riesgo.

Durante este tiempo, un grupo de activistas formaron la Coalición de Amigos del Parque de la Amistad en 2006.

Dan Watman, miembro de la coalición, conoció el parque en el 2000 cuando exploraba San Diego, recién llegado de Modesto, California.

Como maestro de español, solía llevar a sus estudiantes a Tijuana para que practicaran el idioma, pero cuando se le impidió seguir haciéndolo, optó por llevarlos a la playa junto al parque para que pudieran interactuar con personas del otro lado de la frontera.

“No había restricciones, la gente podía hablar y saludarse de mano sin problemas”, narró. “Conforme hubo mayor militarización, eso se volvió cada vez menos factible ”.

En 2004 Watman creó el grupo Border Encuentro, bajo el cual, organizó diferentes eventos binacionales en el muro como lecturas de poesía, clases de salsa y de yoga.

De ahí nació el concepto de un jardín binacional en el parque para promover la flora nativa y hacer amigos a través de la barda fronteriza, recordó Watman, coordinador del jardín.

En 2009, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) cerró el parque para continuar con la construcción de una segunda barda fronteriza y remplazar la ya existente.

Entre 2010 y 2011, se permitía el ingreso esporádico de algunas familias, aunque divididas por otra barda adicional que fue colocada temporalmente, recuerdan activistas.

Finalmente, en 2012, luego de la presión de grupos locales y de miembros de la comunidad, el parque reabrió al público, aunque con algunos cambios y bajo cierto horario los fines de semana.

La antigua malla se remplazó por una que limita el contacto a únicamente la punta de los dedos y a través de la cual, es difícil ver a las personas del otro lado de la frontera. En 2013, el parque fue testigo de un momento histórico.

Durante una celebración por el Día del Niño en México, organizada por el grupo Ángeles de la Frontera, la Patrulla Fronteriza aceptó abrir por primera vez una puerta oxidada en medio de la barda, para permitir que un padre abrazara por primera vez y únicamente por dos minutos a su hija de cinco años, quien se encontraba en Tijuana.

A partir de entonces, la apodada Puerta de la Esperanza, abrió en seis ocasiones para eventos de ese tipo. Aunque nunca se confirmó oficialmente el motivo, eso llegó a su fin en 2017, luego de una controversial boda transfronteriza en la que se descubrió que el novio, quién estaba en el lado estadounidense, esperaba sentencia por cargos de contrabando.

En 2020, bajo la administración de Donald Trump había planes para remplazar de nueva cuenta el muro en la zona del Parque de la Amistad. Dichos planes fueron cancelados un año después, con la entrada del gobierno del presidente Joe Biden.

Border Field State Park cerró en la primavera de 2020 debido a la pandemia y con ello, el acceso al parque binacional. Pese a que el parque estatal reanudó actividades en mayo pasado, eso aún no ha sucedido en el Parque de la Amistad.

Patrulla Fronteriza señala que se debe a la afluencia de migrantes en la frontera sur, por lo que no han podido dotar de personal al parque.

En el lado mexicano del parque, la situación es muy distinta. El espacio se encuentra abierto los siete días de la semana en todo momento. Además, artistas le han puesto color a la barda fronteriza que se extiende hasta el Océano Pacífico.

El parque provoca sentimientos encontrados. Por un lado, la emoción y esperanza del reencuentro, aunque también, el dolor de la división.

Emma Sánchez, 46, vivió 12 años en Tijuana tras haber sido deportada de Estados Unidos. En diciembre de 2018, tras una ardua lucha legal con la cual tuvo que cumplir con un castigo de 10 años, obtuvo su pasaporte para regresar a San Diego con su familia.

Durante el tiempo que estuvo esperando en México, solía ir al parque para reunirse con algunos de sus familiares, quienes no podían cruzar la frontera.

“Es muy esperanzador poder ver a tus familiares a través del muro”, recordó Sánchez, quién ahora reside en Vista. “El poder escuchar su voz no a través de un aparato telefónico, y verlos, no a través de una pantalla sino saber que están ahí”, detalló.

En 2015 y de forma simbólica, se casó nuevamente en una ceremonia religiosa con su esposo Michael Paulson, un veterano de la Marina.

“Fue algo representativo, yo quería demostrar que el amor no tiene fronteras”, comentó Sánchez, quién en aquel entonces formaba parte de un grupo de madres deportadas.

En aquella ocasión su madre, quien estaba en suelo estadounidense, le dio la bendición a través del muro, además que fue ahí donde conoció a una de sus tías y una sobrina.

“Para mí es muy importante que ese lugar siga abierto, que se retome lo que inicialmente quiso hacer la primera dama Pat Nixon”, dijo Sánchez.

María Teresa Fernández, fotógrafa e integrante de la coalición, ha retratado el parque desde que lo conoció hace más de 20 años.

Su lente ha sido testigo de la transformación del parque, y en su memoria, lleva los relatos de quizá cientos de familias que ha conocido en el lugar.

Mientras enseña las fotografías que conforman su archivo personal, recuerda nombres y cada detalle de los momentos que capturó. “No hay fin de semana que no salga del parque con un nudo en la garganta”, comentó.

Una anécdota que recuerda con cariño fue cuando conoció a Julián, un niño al que su madre llevaba cada dos semanas al parque para que viera a su padre que estaba en México.

“Al final de la visita me habla el papá, y me dijo que estaba celoso de mí”, recordó. “Cuando le pregunté por qué, me dice: ‘porque tú puedes abrazar a mi niño y yo no’”, dijo Fernández, quién dice que el parque le ha enseñado a valorar lo que es estar cerca de sus familiares.

Fernández, una inmigrante mexicana, compara el muro fronterizo con un objeto vivo. Cada vez más extenso, más alto, reproduciéndose —en alusión a los muros que se han agregado— y en constante transformación, dijo Fernández. “Lo único que deseo es poder ver y documentar el momento en que muera”.

Las familias que solían reunirse en el parque tendrán que esperar aún más para hacerlo. Algunas de ellas, confiaban en que el sitio ya estaría abierto para ahora.

Doris Cifuentes acudió el pasado 24 de julio al lado mexicano del parque en compañía de sus cuatro hijos con la esperanza de poder reunirse con su esposo, quién los esperaba del lado estadounidense tras hacer el viaje desde Oakland, California.

Al llegar, ambos se dieron cuenta de que el acceso continuaba cerrado por lo que tuvieron que conformarse con hablarse por teléfono y verse a unos 90 pies de distancia.

“Es el único pedazo en el que podemos al menos verlo”, lamentó Cifuentes, quién no ha podido abrazar a su esposo en cuatro años.

La Patrulla Fronteriza confirmó que el espacio continuará cerrado hasta nuevo aviso, debido a que no cuentan con el personal necesario para resguardar la zona.

“Nuestras operaciones de seguridad en la frontera se encuentran en estado crítico. San Diego continúa lidiando con un aumento de migración masiva de personas que intentan cruzar de forma ilegal por tierra y mar. Los decomisos de narcóticos también se están incrementando”, señaló un portavoz con Patrulla Fronteriza.

“Aunado a la complejidad de nuestras operaciones de seguridad fronteriza, todavía estamos mitigando la propagación del COVID y sus variantes. En este momento no hay planes de reabrir Friendship Circle hasta que sea operativamente factible y podamos hacerlo de forma segura”, se agregó en una declaración escrita.

En el presente año fiscal, el sector de San Diego de Patrulla Fronteriza reporta más de 100 mil arrestos en la frontera, “el número más alto en más de una década”.

Del 17 al 22 de agosto se realizarán una serie de eventos comunitarios para celebrar su 50 aniversario. La agenda está disponible en el portal FriendshipPark50.org.

Entre ellos, una exhibición de la campaña Build That Park!, que promueve la idea de un parque que sea realmente binacional en el cual haya acceso para las familias en ambos lados de la frontera.

Como parte de esta campaña, defensores locales promueven la idea de crear un concepto que cumpla con la visión original del parque. El objetivo es eventualmente presentarlo ante las autoridades federales de los dos países.

“Deberíamos construir un parque que le haga honor a su nombre”, consideró John Fanestil, director ejecutivo del grupo no lucrativo Vía Internacional, que funge como patrocinador fiscal de la Coalición de Amigos del Parque de la Amistad.

El Departamento de Parques de California también planea una celebración para Border Field State Park el sábado 21 de agosto, de 1 a 4 de la tarde.

El domingo 22 de agosto habrá un evento conmemorativo en Border Field State Park, para el cual se contará con la presencia de los alcaldes Todd Gloria de San Diego y Serge Dedina de Imperial Beach, de acuerdo con los organizadores.

Ha sido la lucha de la comunidad fronteriza lo que ha mantenido el parque vigente, considera Christian Ramírez.

“No son solo activistas. Ha habido instructores de yoga, ambientalistas, grupos de teatro, deportistas, músicos. Cada sector de la sociedad que está conectado con la región fronteriza se cautiva por esta parte de la región, que creo se ha vuelto icónica”.

En su lado mexicano, la barda fronteriza se ha convertido en un auténtico canvas desde el cual, artistas de diferentes países han querido mandar mensajes de solidaridad.

También se han realizado conciertos, celebraciones religiosas, y hasta un hombre bala que se lanzó a Estados Unidos desde suelo mexicano en 2005.

Mientras estas expresiones continúen, la visión original del parque también, coinciden activistas.

Ramírez se remonta a la imagen de aquella celebración binacional hace 50 años, con surfistas de un lado y mariachis del otro, en la que la primera dama Nixon ordenó cortar un tramo de la barda de alambre para acercarse momentáneamente con sus vecinos al sur de la frontera.

“Tengo la convicción de que el día va a llegar en que no habrá muros que dividan a estos dos pueblos, y el día que esto pase va a tener que suceder aquí en el Parque de la Amistad”, dijo Ramírez.

“El parque se ha convertido en un lugar de esperanza, de unificación, de celebración de nuestra identidad binacional y yo creo que ese sueño de Pat Nixon no ha muerto, continúa ahí”.

Reportera de larga experiencia en diversos medios en México y en los Estados Unidos. Sandieguina de nacimiento, ensenadense de corazón y tijuanense por adopción.