Concepto passivhaus genera eficiencia ecológica en viviendas actuales

2022-09-03 00:08:31 By : Ms. Xia Zhang

Existen cinco principios básicos rigen el estándar de casa pasiva, siendo el aislamiento térmico el de primera instancia.Las viviendas pasivas tienen un excelente aislamiento térmico, que puede llegar a ser el triple que el de los edificios convencionales. 

"En climas fríos es preciso utilizar capas de aislamiento de 20 o 30 centímetros, aunque en climas templados no es necesario que sea tan gruesas", explica Kaufmann. Esta capa protectora que envuelve la casa evitará tanto la entrada de frío o calor como su pérdida.

Hermeticidad. Si se ha instalado un aislamiento térmico de calidad pero no se ha sellado bien, el calor se escapará por las ranuras y se crearán incómodas corrientes de aire, perdiendo eficiencia energética. Las "passivhaus" tienen muy en cuenta el hermetismo de los edificios y, para ello, se realizan pruebas en las que se insufla aire dentro de las casas para comprobar por dónde se sale y poder corregirlo.

Viviendas y puertas de calidad. Una parte importantísima de la energía que usamos para calentar una vivienda se escapa por las ventanas. Las viviendas pasivas no solo cuidan al máximo la orientación de los vanos de la casa para aprovechar al máximo las ganancias solares, sino que utilizan ventanas de triple vidrio para evitar en todo lo posible las pérdidas de calor.

Reducción de puentes térmicos. Son aquellos puntos en los que se rompe la superficie aislante (por ejemplo, por un clavo o el marco de una ventana de aluminio) y permiten que se escape el calor en un edificio.

Sistema de ventilación con recuperación de calor. Al abrir las ventanas para ventilar se pierde calor en invierno y fresco en verano. Las casas pasivas llevan instalado un sistema de ventilación mecánica que filtra el aire y recupera el propio calor de la casa para calentar el aire que entra. Con este sistema no es necesario abrir las ventanas.

Regulación pública

Este estándar es cada vez más común en regiones del mundo como la Unión Europea, donde desde las instituciones se exige que las nuevas construcciones se acerquen lo más posible al consumo ergético casi nulo, directrices que luego son implementados en cada país por sus propias regulaciones.

Pero, en general, cada vez son más los países que intentan reducir la huella de carbono de las nuevas edificaciones. A veces, incluso, con medidas llamativas, como la que intentó imponer el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que propuso prohibir la construcción de "los clásicos rascacielos de cristal y acero, que son increíblemente poco eficientes".

La medida no salió adelante, pero sí hizo a muchos reflexionar sobre la relación entre la arquitectura y el cambio climático. Para Kaufmann, la propuesta de De Blasio, tiene mucho sentido: no solo es más ecológico, también es más barato.

Cualquier vivienda puede convertirse en una casa pasiva. Las más eficientes serán aquellas que ya se han construido con estos estándares, pero "se pueden renovar casas siguiendo el concepto passivhaus", asegura Kaufmann.

"Es más habitual en la rehabilitación de edificios enteros o viviendas unifamiliares", explica Cordero, aunque eso no significa que un apartamento no pueda acondicionarse para acercarse lo más posible al estándar de ´passivhaus´.

Evidentemente, invertir en materiales de calidad encarece el proceso de construcción. "Es cierto que es un poco más caro, pero no mucho más caro", reconoce Kaufmann, que cifra en un 5-6% más el precio de la envoltura del edificio. Otros elementos, como las ventanas de mayor calidad, también suman al precio final.

"En números absolutos nosotros calculamos unos 100 dólares extra por m2 de zona habitable de una construcción nueva, y algo más para las renovaciones, unos 150-200 dólares por m2", explica el experto.

El arquitecto Cordero reconoce que este tipo de construcción sube el precio de la vivienda, especialmente si se quiere conseguir la certificación que ofrece el Passivhaus Institute, un proceso que puede ser largo. Sin embargo, con sello o sin sello, el objetivo es el mismo: ahorrar energía. 

"Los clientes nos dicen que quieren una casa cuyo mantenimiento no sea un agujero energético. Al final es algo de sentido común: si vas a hacer una inversión grande como la de construir una casa, es preferible gastar un poco más en construirla pero que luego, mes a mes, sea más llevadero".

¿Y el mantenimiento? Excepto por el sistema de ventilación, que requiere cambiar los filtros de forma periódica, el resto del mantenimiento es igual que en los edificios convencionales. Al final, explica Kaufmann, se trata de pensar en el futuro. 

La arquitectura pasiva requiere de un consumo energético tan bajo que podría abastecerse solo de energías renovables, algo imposible actualmente para los edificios convencionales: "Por eso necesitamos reducir su demanda energética, para cuando en el futuro no tengamos gas u otras fuentes fósiles de energía."

Un futuro que, quizás, no esté tan lejos.

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